miércoles, 11 de marzo de 2020

EJE CAFETERO: SALENTO

EJE CAFETERO: PEREIRA, SALENTO, VALLE DEL COCORA, FILANDIA SANTA ROSA DE CABAL CON SUS TERMAS Y MANIZALES.

Esta es sin duda la zona que más me gustó. Pueblos con historia, gente amable, tranquilidad, buen tiempo y sol, naturaleza y buena comida con buen café.
Si en Bogotá veíamos casas y pisos con sistemas de seguridad, alambradas, policía por todos lados, vagabundos... esto no tiene nada que ver, las casas pequeñitas y de colores con sus puertas abiertas, música por la calle y la gente dispuesta a ayudarte y a contarte mil historias. Un paraíso!
Para ir de un pueblo a otro, puedes alquilar un coche y hacerlo con toda la tranquilidad y seguridad o ir en bus o jeep como hicimos nosotros.
Nos alojamos en Salento, después de leer blogs de otros viajeros (mil gracias a todos-as!!) consideramos que era la mejor opción y corroboro, es un pueblo muy muy bonito y de allí está todo muy cerquita y lo tienen súper organizado.
Los alojamientos son todos muy similares, casitas particulares, puedes compartir habitación y baño (muy económico, 8e/dia), optar por tu habitación con baño privado, (20e/dia) y últimamente debido a la creciente demanda hay alojamientos muy bonitos, con piscina, terraza, ... (120e/día), todos con el desayuno incluido.
Para comer tienes en el pueblo muchísimos restaurantes, la especialidad es la trucha y como no, el plato paisa. Recomendaciones: Donde Laurita, La Casona, Meraki y Bernabé.
A la rica trucha con patacón!
¿Qué hacer en Salento y alrededores?
DISFRUTARRRR... os cuento:
Saliendo del pueblo por el puente de hierro (no hay pérdida), vas por un camino señalizado unos 90 minutos (caminando) y llegas a la Hacienda El Ocaso (mejor reservar por internet, 20.000p). Puedes ir también en jeep si no te apetece caminar (3000p/pers). Allí te enseñan el proceso del café, desde la recogida hasta la cata. Aprendes un montón, te diviertes y pruebas varios cafés riquísimos.



Pensábamos ir a la Cascada de Santa de Rita a caballo, está a una hora caminando, pero llueve así que... nos vamos a tomar unas cañas y a ver las tiendas de arte del pueblo, tienen preciosidades. 
Al día siguiente... AVENTURA!!
Hablamos con la gente del pueblo y con otros viajeros y llegamos a la conclusión de que el Valle del Cocora está genial pero... muy masificado, las palmeras de cera en peor estado y la ruta la haces caminando. Por otro lado teníamos otra opción, ir al valle de al lado, menos turístico, más alto, las palmeras, más y en mejor estado y para colmo lo haríamos en bici. Sí, mucho más caro, pero la aventura estaba asegurada. 
Quedamos en Mountainbike Salento a las 8h, nos equiparon (chubasquero, casco integral, guantes, agua, ...) y nos subimos al jeep. Ibamos 8 personas, italianos, belgas, franceses, ... Pasamos las nubes, el paisaje impresionante, llegamos a 3.400 metros, hacía fresquito. Primera fase, descenso de 8 km, a tope!!!! Cuidado con las vacas y con los caballos!! 
De repente me paré a pensar... ¿qué hago yo bajando en bici por la selva colombiana? jajajaaja... 




Objetivo conseguido!!!

Tras los 8km hacen una prueba de nivel para expertos, el que la pasa va por caminos y senderos con bastante dificultad (nosotros no la hicimos, era muy chunga), dividieron el grupo en dos y seguimos 21km más. Fue increíble, puedes ir a tu ritmo y si en algún momento no puedes seguir, te puedes montar en el jeep. Hicimos varias paradas, la primera en una cascada y la siguiente para  almorzar en la Finca Carboneras, donde me pasó una de las cosas más bonitas del mundo, me rozó un colibrí la mano!!! Me encantan los colibrís, hacerles una foto ya es una hazaña pero que te toque uno... una experiencia.

Sobre las 13h llegamos a la plaza del pueblo, llenos de barro, sonrisa increíble y un dolor de brazos y de hombros que no podemos sujetar ni la merecida cerveza! Comemos y siesta! Por la tarde paseo tranquilo y relax. 

Al día siguiente, cogemos un jeep en la plaza del pueblo (hay 5 al dia) y por 6500pesos en 35 minutos estamos en Filandia. Es un pueblo precioso, entre montañas, muy verde aunque muy turístico ya. Tiene una mirador de madera al que merece la pena ir, (allí conocimos a Ivonne la Mejicana con la que estuvimos hablando largo rato cambiando impresiones, es un efecto secundario que tienen los viajes, conoces gente genial), casitas con artículos de arte y tradicionales, así como los típicos jerséis de alpaca y los bolsos de la tribu wayú.

Como no queremos perder ni un minuto, a las 14h volvemos a Salento, cogemos las maletas y después de comer, en otro bus vamos a Pereira, de allí trasbordo y hacía Santa Rosa de Cabal. 
Santa Rosa tiene 80.000 habitantes, nos parece un poco caótico cuando llegamos pero después de alojarnos en el hotel y dar una vuelta por la plaza y por la avenida principal nos gusta mucho más. 
Cenamos en la Pastelería de Cesar Restrepo, un palacete que conserva los muebles de la época y se come genial, la especialidad es el chorizo santarosano. 

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